Se cumplieron 49 desde que una patota de la dictadura secuestró a Floreal Avellaneda. Pero desde entonces El Negrito vive y es bandera de lucha e identidad militante de miles de jóvenes. El Partido Comunista de la Argentina lo recordó por medio de esta declaración.
Hace 49 años una patota de la dictadura secuestraba a Floreal “Negrito” Avellaneda, un pibe de 15 años que tenía firmes convicciones revolucionarias y toda una vida por delante. Es decir, una verdadera amenaza para aquella dictadura genocida y cobarde.
Al no encontrar a su padre, delegado de la fábrica metalúrgica Tensa, una banda del ejército encabezada por Omar Riveros se lo llevó de su casa en Munro junto a su madre, Iris Pereyra. Ambos fueron trasladados a la comisaría de Villa Martelli. Ahí fue la última vez que Iris estuvo junto a su hijo.
Al igual que sus padres, el Negrito era militante comunista. Con sólo doce años se afilió a la Fede. Soñaba con ser mecánico de aviones y, poco antes de que se transformara en un centro de tortura y exterminio, se inscribió para cursar la secundaria en la escuela de oficios de la ESMA. Pero no llegó a completar ni el primer trimestre de cursada: le metió una piña a un marino por maltratar a sus compañeros.
En la Fede, además de su militancia estudiantil, se encargaba de tareas de agitación y propaganda en un contexto de clandestinidad. El 2 de junio de 1974, para promocionar el décimo Congreso de la FJC, salió a pintar paredones por zona norte de la provincia de Buenos Aires. En una de esas pintadas fue asesinado a balazos por la Triple A su amigo y camarada Rubén Poggioni.
Sin embargo, al Negrito aquella dolorosa vivencia no lo amedrentó: siguió militando, exigiendo Justicia por Rubén, denunciando a la Triple A y, luego, a la dictadura.
En su Carta Abierta a la Junta Militar, Rodolfo Walsh describió al crimen del Negrito Avellaneda como uno de los peores crímenes de la dictadura.
El Negrito fue víctima de “los vuelos de la muerte” y estuvo secuestrado en el centro clandestino “El Campito”, perteneciente al predio del ejército de Campo de Mayo y recuperado hace un par de años como Sitio de la Memoria gracias a una lucha incansable que tuvo a la Fede, el Partido y la Ladh entre sus principales protagonistas.
El testimonio de Iris fue fundamental en el Juicio a las Juntas en 1985 para condenar a los genocidas. Luego de la conquista que significó en 2003 la anulación de las leyes de impunidad, producto de la lucha popular y de una ley redactada y militada por el Partido Comunista, con el Partido como querellante fueron juzgados y condenados en 2009 los represores culpables del secuestro y desaparición del Negrito Floreal Avellaneda.
El Negrito Vive en la lucha por Memoria, Verdad y Justicia, contra la impunidad que busca restablecer este gobierno reivindicador de la dictadura.
El Negrito Vive en los sueños y las luchas de lxs pibes por una sociedad libre, sin opresores ni oprimidxs, sin explotadores ni explotadxs.
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